lunes, 14 de julio de 2014

(Los Pepes), un horror que sigue en la impunidad.



Solo un hombre ha sido condenado por los crímenes de esa organización, enemiga del cartel de Medellín, y está muerto. Y al cabecilla en poder de la justicia, ni siquiera lo han interrogado.
NELSON MATTA COLORADO |ELCOLOMBIANO.COM  Publicado el 29 de noviembre de 2013
El primero de marzo de 1993 un comando de mercenarios con prendas de la Fuerza Pública ingresó de madrugada a la urbanización Villa Jardín, de El Poblado, y secuestró al constructor Luis Guillermo Londoño White.
Su cadáver magullado apareció, horas más tarde, en un paraje del barrio Loreto, con un letrero que decía: “Servil testaferro iniciador de secuestros al servicio de Pablo Escobar”, firma “los Pepes”.
Tres días después, otro grupo armado que vestía atuendos del DAS torturó y asesinó al abogado Raúl Jairo Zapata Vergara.
El cuerpo fue hallado en el sector La curva del Diablo, de Moravia, con un cartel que pregonaba: “Por inescrupuloso defensor del cartel, abogado de Escobar, Santiago Uribe (jurista), Salomón Lozano Cifuentes, Gilberto Gómez, Luis Ángel y Claudia de la Procuraduría”, signado por el mismo grupo.
Con una serie de atrocidades similares, se dio a conocer ese año un clan de vengadores, autoproclamado “Perseguidos por Pablo Escobar”, que firmaba sus acciones con la rúbrica de “los Pepes”.
Su objetivo era aniquilar todo aquello que guardara una relación, así fuera por mera sospecha, con el patrón del cartel de Medellín.
En una sentencia de radicado 766F-10.676 (del año 1997), un juez regional sin rostro definió así los alcances de la cofradía: “Al desatar la guerra interna, algunas víctimas deciden su entrega a las autoridades en procura de protección estatal, y a cambio suministran información para ubicar a integrantes de la terrorista agremiación, iniciándose así la desarticulación del cartel”.
Y prosigue: “Pero otros que habían sobrevivido al exterminio de los Moncada y los Galeano, pusieron en marcha su plan de venganza para la ejecución del jefe del cartel y sus esbirros, amparados por un aparato terrorista tan o más sanguinario que aquel que el cartel había estructurado, acuñado bajo el rótulo de ‘los Pepes’, destruyendo en el oriente, sur y suroeste antioqueño innumerables propiedades, sumándose los crímenes de varios agentes cercanos al capo y sus abogados, obligando a los familiares de este a viajar al exterior. Lo que condujo al desenlace final el 2 de diciembre de 1993, ya conocido públicamente”.
Para los investigadores, el origen de esta facción data de los días posteriores al 4 de julio de 1992, cuando Escobar ordenó la muerte de sus socios Gerardo “Kiko” Moncada y Fernando “el Negro” Galeano en la cárcel La Catedral, por considerar que lo habían traicionado. Al doble homicidio le siguió el saqueo de sus propiedades y la eliminación sistemática de sus trabajadores.


En indagatorias ante la Fiscalía, posteriores a su reclusión en el penal de Itagüí, Roberto Escobar Gaviria manifestó que “los Pepes” estaban conformados por antiguos socios del cartel de Medellín, paramilitares, la cúpula del cartel de Cali y miembros corruptos de la Fuerza Pública con apoyo del gobierno de E.U.
El grupo operó entre 1992 y 1993, detonando bombas, secuestrando, destruyendo edificaciones y aplicando el sicariato desenfrenado (ver el recuadro).
Pese a estas conductas, la justicia ha obrado con una sorprendente parsimonia. A la fecha, señalan fuentes judiciales, apenas hay una sentencia contra “los Pepes” y el condenado no pagará un solo día de prisión por ello, porque está muerto: Fidel Castaño Gil, alias “Rambo”, precursor de las autodefensas en Colombia.
La sentencia con radicado 11220-50217-0770 fue proferida por el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado, el 30 de noviembre de 2001. En ese expediente fueron procesados los hermanos Fidel, Carlos y Vicente Castaño Gil, así como Eugenio León García Jaramillo, apodado “Lucho” o “el Taxista”.
Los delitos que les endilgaban eran incendios, terrorismo, conformación de grupos armados ilegales, homicidio agravado, porte ilegal de armas, lesiones personales y secuestro extorsivo, por su presunta militancia en “los Pepes”.
No obstante, muchos de quienes los denunciaron, incluyendo al propio Roberto Escobar, se retractaron a lo largo del proceso.
En consecuencia, el juzgado absolvió a Carlos, Vicente y García, y condenó a Fidel por apenas uno de los delitos investigados: conformación de grupos armados ilegales.
La pena fue de 13 años y medio de celda y una multa de 3.000 salarios mínimos legales vigentes, proferida siete años después de su asesinato en San Pedro de Urabá.
Los informantes
En el citado expediente, así como en otros procesos contra lugartenientes de Escobar, hay múltiples referencias a dos integrantes de “los Pepes”, antiguos trabajadores del narcotraficante “el Negro” Galeano: alias “el Ñato” y “Semilla”, temidos por su crueldad contra los miembros del cartel.
En un fallo del Juzgado Segundo Penal Especializado de Medellín (radicado 10.676-766C-E-H-99000430 del 21 de julio de 2001), se cita la declaración de un testigo, quien reseñó que había ocultado la muerte de un secuaz de los Galeano porque “me daba miedo de ‘Semilla’ y ‘el Ñato’, que eran íntimos amigos de ‘Bocadillo’ (el occiso), miedo de que me mataran o a mi familia si se enteraban de que yo lo había hecho”.
El paso del tiempo confirmó que estos motes hacían referencia a los hermanos Diego Fernando y Rodolfo Murillo Bejarano.
Diego (“el Ñato”), también apodado “don Berna”, llegaría a ser jefe de las organizaciones criminales “la Terraza”, “la Oficina” y los bloques Cacique Nutibara, Héroes de Granada y Héroes de Tolová de las Auc, así como inspector general de las autodefensas de Colombia.
Lo extraditaron en 2008 y hoy paga una condena de 31 años en E.U., por narcotráfico.
“Semilla” fue asesinado en un concesionario de carros de la avenida El Poblado, el 28 de octubre de 2001.
En uno de sus diálogos con la prensa, Murillo reconoció que su grupo era el tercer puntal en la mesa contra Escobar. Los otros dos eran la DEA y el gobierno colombiano.
Según estudios de Inteligencia en poder de la justicia, estos hermanos fueron informantes del Bloque de Búsqueda contra Escobar, cuando el comandante era el coronel Hugo Rafael Martínez Poveda (1992/93).
A cada uno se le asignaba un código, correspondiéndole a “el Ñato” el V0027 y a “el Taxista” el V0016.
De “los Pepes”, el Bloque contaba con cinco informantes reclutados y 36 voluntarios, entre los cuales había antiguos socios del “Patrón”, como “Julio Fierro” (muerto) y “Perra Loca” (extraditado); la lista de fuentes la complementaban 37 personas que enviaban correos en Medellín, 96 que lo hacían en Bogotá y 802 catalogados como “informantes casuales”.
De “los Pepes” originales, han muerto los hermanos Castaño, “Doble Cero”, “el Tigrillo”, “Semilla” y otros. El sobreviviente más visible es Murillo, ¿entonces por qué la justicia no lo ha procesado por esos crímenes?
Duro de investigar
Entre 1997 y 1999 fueron asesinados por sicarios 12 investigadores del CTI de Medellín, los cuales tenían a su cargo investigaciones contra “los Pepes”, “la Terraza”, “la Oficina” y las Auc, es decir, las organizaciones en las cuales participaron “el Ñato” y sus amigos.
La Fiscalía 15 adscrita a la Unidad Nacional de Justicia y Paz le imputó a Murillo las muertes de esos servidores públicos el 4 de septiembre de 2012, porque este las había reconocido durante las versiones libres ligadas a su reinserción.
El proceso de confesiones marchaba sobre ruedas, Murillo había aceptado su responsabilidad en los asesinatos de personajes tan sonados como el jurista Jesús María Valle y el humorista Jaime Garzón, pero cuando la Fiscalía iba iniciar los interrogatorios relacionados con las acciones armadas de “los Pepes”, un imprevisto ocurrió.
Murillo, desde la prisión de La Florida, trató de dilatar el momento, al parecer, por temor a delatar a algunos exaliados que ahora ocupaban cargos importantes en el Gobierno, según una fuente cercana al extraditado, que pidió la reserva de su nombre.
Luego la Dirección Central de la Fiscalía la relevó de su cargo a la fiscal 15, Patricia Hernández Zambrano, trasladándola a un despacho en Florencia (Caquetá). Ella, entre otros casos, tenía a cuestas las versiones libres de Murillo y las indagaciones sobre su supuesta militancia en “los Pepes”.













A Guillermo Cano lo mató ''El negro Pabón'' por orden del Cartel de Medellín.



John Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, ex jefe de sicarios de Pablo Escobar, afirmó que alias ‘El negro Pabón’ fue el hombre que asesinó al director del diario El Espectador, Guillermo Cano Isaza, por orden de su patrón y de los también narcotraficantes Jorge Luis Ochoa Vásquez y Gonzalo Rodríguez Gacha.
Así lo indicó alias ‘Popeye’ en entrevista sostenida con  RCN La Radio Noticias de la Mañana, desde la cárcel de máxima seguridad en Cómbita (Boyacá).
Cano Isaza fue asesinado el 17 de diciembre de 1986 cuando salía de la sede del periódico El Espectador, en el occidente de Bogotá.
“A don Guillermo Cano lo mata alias ‘El negro Pabón’ con un muchacho de Medellín, por orden de Jorge Luis Ochoa Vásquez, Gonzalo Rodríguez Gacha y Pablo Escobar, quienes estaban en una finca en Bolombolo, Antioquia, de propiedad de los Ochoa donde celebraban la supuesta caída de la extradición”, reveló Vásquez Velásquez.
Dijo que el detonante para ordenar la muerte de Cano Isaza fue la decisión del Presidente de la época, Virgilio Barco, de restaurar el mecanismo de la extradición por vía administrativa. Inmediatamente el Director de El Espectador publicó un editorial titulado, ‘Se le aguó la fiesta a los mafiosos’, lo que enfureció a los miembros del ‘cartel de Medellín’, anotó.
“El patrón (Pablo Escobar) envía a ‘El negro Pabón’ a Bogotá. Ya la inteligencia a Guillermo Cano estaba hecha y era muy fácil matar al director del diario El Espectador, porque él tenía una rutina y hombre que tenga una rutina es hombre muerto”, indicó.
Santofimio era el contacto entre el ‘cartel de Medellín’ y Alfonso López: “Popeye”
Desde su celda en la cárcel de Combita (Boyacá), el ex jefe de sicarios del ‘cartel de Medellín’, “Popeye” aseguró que el ex ministro Alberto Santofimio Botero era el verdadero enlace entre
Pablo Escobar y el ex presidente liberal Alfonso López Michelsen.
En el diálogo sostenido con los periodistas de  RCN La Radio Noticias de la Mañana, alias ‘Popeye’ habló de la relación política–narcotráfico y afirmó que Pablo Escobar soñaba con mantener ese vínculo llevando a la presidencia a Alberto Santofimio Botero.
Desde la cárcel de máxima seguridad de Cómbita (Boyacá), Velásquez Vásquez señaló que el ex presidente liberal Alfonso López Michelsen fue el político que siempre protegió al ‘cartel de Medellín’.
“Él estuvo muy cerca de Alfonso López Michelsen. Siempre le enviaba las razones con Alberto Santofimio Botero, porque no se reunían muy a menudo”, precisó alias ‘Popeye’.
‘Popeye’ pide perdón a Francisco Santos por su secuestro
John Jairo Velásquez Vásquez, jefe de sicarios del capo del ‘cartel de Medellín’, Pablo Escobar, pidió perdón a Francisco Santos,  por haber coordinado su secuestro y estar dispuesto a cumplir la orden de ejecutarlo si la Asamblea Constituyente aprobaba la extradición de colombianos.
En un diálogo de más de una hora en una improvisada sala en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita (Boyacá), alias ‘Popeye’ aseguró que con el secuestro de Francisco Santos, Pablo Escobar buscaba presionar al período El Tiempo y a su director Hernando Santos Castillo para que cayera la extradición en Colombia.
“Yo he sembrado para este perdón. Este problema se arregla es hablando con la gente, porque en este país si no se da el perdón no hay nada, y no se puede construir y uno sabe que él tiene el corazón grande”, afirmó.


Velásquez Vásquez, quien lleva más de 20 años en prisión, reveló que Pablo Escobar contempló la posibilidad de secuestrar en Nueva York a la esposa del industrial Julio Mario Santo Domingo, negó que el ‘cartel de Medellín’ hubiera comprado la Constituyente, como lo quisieron hacer creer sus archienemigos del ‘cartel de Cali’ y señaló que el crimen de Marina Montoya, la hermana del entonces secretario general de la Presidencia, Germán Montoya, fue ordenado porque Escobar se sintió engañado por Montoya.
Alias ‘Popeye’ puso al descubierto los vínculos de Pablo Escobar con el Eln, especialmente con el ‘cura Pérez’ y con el M-19. Reveló la existencia de lo que la mafia llamó el ‘plan B’ de la toma al Palacio de Justicia, que consistió en quemar los expedientes de los extraditables.
Indicó que el ‘cartel de Medellín’ aprendió el uso de los carros-bomba de la mano de alias ‘Miguelito’, un terrorista de ETA que estuvo preso en España con Jorge Luis Ochoa y Gilberto Rodríguez Orejuela.
Según alias ‘Popeye’, para lograr la liberación de los dos cabecillas del narcotráfico los extraditables pagaron en ese momento más de 30 millones de dólares que “se comieron la Audiencia Nacional de España y el gobierno español”.
Sobre el crimen del ex ministro de Justicia, Enrique Low Murtra, reveló que Pablo Escobar negó haber ordenado ese asesinato “porque esa fue la bala más peligrosa de toda la negociación” para lograr la caída de la extradición.
John Jairo Velásquez Vásquez, quien en 18 meses dejará la cárcel, reveló que quiere vivir en Costa Rica o en México, pero que si su pasado no lo perdona buscará refugio en la montaña, protegido por una caleta de armas que aún conserva de su jefe Pablo Escobar.
Manuel A. Noriega, Daniel Ortega, Fidel y Raúl Castro colaboraron con el narcotráfico: ‘Popeye’
John Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, también habló de los vínculos del ex hombre fuerte de Panamá, Manuel Antonio Noriega, el hoy presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y los hermanos Fidel y Raúl Castro con los capos del narcotráfico en Colombia.
Alias ‘Popeye’ aseguró que Manuel Antonio Noriega, extraditado a Panamá para que responda por crímenes de algunos opositores, recibía dinero a cambio de la protección que brindó a los capos del ‘cartel de Medellín’.
“Noriega los protegía a ellos allá, le daban dinero y él los protegía en Panamá”, insistió Velásquez Vásquez, tras calificar al ex hombre fuerte de Panamá como “el perro miserable de Centro América. Es peor porquería que Pablo Escobar, que cualquier asesino de nosotros”, anotó.
Desde su celda en la cárcel de alta seguridad de Cómbita (Boyacá), ‘Popeye’ también se refirió a la relación del ‘cartel de Medellín’ con el hoy presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, al que calificó de narcotraficante.
“Para mí el presidente Ortega es un corrupto narcotraficante que en esa época utilizó el dinero de la mafia, porque de las pistas de Managua salían cargamentos de droga hacia Miami. Ellos cogieron dinero del narcotráfico para hacer su revolución y el dinero que deba tener hoy en día el señor Daniel Ortega es del narcotráfico; él es un narcotraficante”, subrayó.
En su diálogo  con RCN La Radio, Velásquez Vásquez habló de una relación entre los hermanos Fidel y Raúl Castro y el capo del narcotráfico Pablo Escobar.
“El patrón tenía contacto directo con Fidel Castro. Yo una vez llevé una carta muy gruesa a México, para entregársela al Nobel de Literatura, Gabo; se la entregué yo mismo, no iba destapada. Yo no la leí, pero era para Fidel”, insistió.
Según alias ‘Popeye’, el ‘cartel de Medellín’ necesitaba la colaboración del gobierno de Cuba para poder “coronar” sus cargamentos de droga en Miami.


los tentáculos del narcotráfico castigan al fútbol colombiano.











Ocurrió hace veinte años: el sábado 2 de julio de 1994, el defensa internacional Andrés Escobar caía asesinado de seis tiros en la espalda en el estacionamiento de una sala de fiestas a las afueras de Medellín, su ciudad natal. Diez días antes Estados Unidos había vencido a Colombia (2-1), apeándola de la Copa del Mundo. El camino de la derrota lo abrió Escobar con un autogol, en el minuto 33 de partido. Su muerte marcó el fin de la mejor época del fútbol colombiano. Que coincide con los años de plomo del zar de la cocaína, Pablo Escobar Gaviria. Sin el dinero del narcotráfico, Colombia jamás se habría convertido en el mejor equipo sudamericano del momento ni aspirado al Mundial. Francisco Pacho Maturana armó la mejor selección y el mejor equipo de Colombia de todos los tiempos: Óscar Córdoba, Chonto Herrera, Luis Carlos Perea, Wilson Pérez, BarrabásGómez, Valderrama, Leonel Álvarez, Freddy Rincón, El Tren Valencia, Faustino Asprilla… y Andrés Escobar. Hasta Pelé dio a Colombia como gran favorita para ganar la Copa del Mundo de 1994. Hasta entonces Colombia no existía en el panorama futbolístico internacional. Y para que éso sucediera en el fútbol colombiano confluyeron dos factores: la existencia de una pléyade de jóvenes jugadores y la entrada de dinero ilegal procedente del comercio de la cocaína. El presidente de la FCF, condenado por enriquecimiento ilícito Capos de la mafia se hicieron con clubs importantes de Colombia. Gonzalo Rodríguez Gacha, El Mexicano, con Millonarios de Bogotá; Miguel Rodríguez, con el América de Cali; Pablo Escobar Gaviria, con el Atlético Nacional y el Deportivo Independiente Medellín. El narcotráfico era un pulpo que abarcaba todos los estratos políticos y sociales de la sociedad colombiana y el fútbol no iba a ser una excepción. Juan José Bellini, presidente de la FCF, sería detenido y condenado en 1995 por enriquecimiento ilícito; en su casa encontraron un cheque del América de Calí. Andrés Escobar Saldarriaga [Medellín, 1967-1994] representaba lo mejor del pueblo colombiano. Con su humildad, nobleza y altruismo —se le conocía como El Caballero de la Cancha—, se había ganado el cariño y respeto de sus compañeros de equipo y de selección. Sobrio en las coberturas, con una zurda potente y buen rematador de cabeza, reunía todas las cualidades de un futbolista moderno. Además, tenía pegada. Su primer gol lo consiguió con el combinado nacional en el antiguo estadio de Wembley, el 24 de mayo de 1988. Primer gol con la selección nacional en Inglaterra Era la primera vez que Pacho Maturana convocaba a Andrés Escobar, recién incorporado al Atlético Nacional para ocupar la plaza del antioqueño Norberto Molina, un veterano defensa central curtido en mil batallas en los años 70 que había jugado las eliminatorias para México 1986 y la Copa América de 1987. A Maturana, que compaginaba el cargo de seleccionador con el de entrenador del Nacional, le llovieron las críticas. Pero el gol de cabeza de Escobar sirvió para que Colombia empatara con Inglaterra, y a él, para entrar en el Olimpo de los dioses del fútbol. Desde aquel día Andrés Escobar se convirtió en un fijo. Pasó de promesa a insustituible. Al año siguiente conquistaría con su equipo la Copa Libertadores ante el Club Olimpia de Paraguay (0-2 y 2-0). El Atlético Nacional sería el primer equipo colombiano en coronarse campeón de Sudamérica. El título se decidió en Bogotá en la tanda de penaltis (5-4). El primero en chutar fue Andrés Escobar. René Higuita, portero del Nacional, decantó la balanza en el decimoctavo lanzamiento. Entre los espectadores que acudieron al estadio Nemesio Camacho El Campín, se encontraba Pablo Escobar Gaviria. Escobar asesinaría tres meses más tarde al candidato a la presidencia de Colombia, el liberal Luis Carlos Galán. César Gaviria, su jefe de campaña, sería designado su sucesor y quien ganaría finalmente las elecciones de 1990. Histórica ‘manita’ a Argentina en el grupo de clasificación El presidente Gaviria se convirtió en uno de los mayores soportes de la selección colombiana. Asistió al ochenta por ciento de los partidos de clasificación y preparación del Mundial de 1994. Colombia se clasificó primero de su grupo de la CONMEBOL sin perder ningún partido, sólo encajaron dos goles: frente a Argentina (2-1) y Paraguay (1-1). Aunque para la historia quedó la manita que le endosó a la bicampeón mundial Argentina, el 5 de septiembre de 1993, en el estadio Monumental de Buenos Aires, y un extraordinario gol de Freddy Rincón. Los argentinos, que no habían perdido un partido como local desde hacía seis años, tuvieron que lograr el billete para Estados Unidos en la repesca frente a Australia. Estadio Rose Bowl de Pasadena, Los Ángeles, 18 de junio de 1994. Colombia abre el fuego frente a la Rumanía de Stelea, Răducioiu y Hagi, éste último conocido en España por haber militado en las filas del Real Madrid; tras el Mundial Răducioiu ficharía por el RCD Espanyol y Stelea sería años después legendario portero de la UD Salamanca. El técnico rumano Anghel Iordănescu en lugar de salir abiertamente al ataque, espera atrás a los colombianos y a la contra, los destroza: 1-3. El segundo, es una obra maestra de Hagi desde 35 metros. Aquel gol y el hecho de que Rumanía se metiera en cuartos, llevó al Barça a hacerse con el exmadridista. Maturana comunica al equipo que está emenazado de muerte La derrota sumió a Colombia en una crisis anímica y psicológica para la que el equipo de Maturana no estaba preparado. Muchos apostadores colombianos habían jugado fuerte. Los narcos amenazaron al combinado colombiano, conmocionado, además, por la muerte de un hermano del defensa El Chonto Herrera en un accidente de tráfico. Querían que alineara a sus jugadores para venderlos a buen precio acabado el Mundial. El señalado fue el mediocentro Barrabás Gómez. Horas antes del segundo partido contra Estados Unidos,Pacho Maturana comunicó llorando a sus jugadores que todos estaban en peligro de muerte. Aunque lo peor no fue el chantaje de los cárteles de la droga, sino que el técnico se plegara a sus exigencias. Dejó fuera a Gómez —se retiró del fútbol después de aquello—, y alineó a Herman Gaviria; y cambio a El Tren Valencia por el delantero del América de Cali, Anthony de Ávila. Y llegó aquel fatídico 22 de junio donde se tenía que ganar sí o sí a los estadounidenses. Colombia tuvo innumerables ocasiones para batir la meta de Tony Meola. Pero como en una tragedia griega, donde no sólo participa el personaje, sino además el coro y una serie de fuerzas externas, en una contra de Estados Unidos llegó el maldito autogol. Andrés Escobar y el equipo cayeron en una angustia total. Las autoridades colombianas pidieron a los integrantes de la selección que extremaran las precauciones a su llegada al país. La misma semana del asesinato Andrés Escobar había escrito en el diario El Tiempo de Bogotá: “Por favor, que el respeto se mantenga y hasta pronto, porque la vida no termina aquí”. De no haber sido asesinado, ése mismo año habría sustituido a Franco Baresi en el AC Milán. Siete meses antes, en otro barrio de Medellín, había caído abatido a tiros por la policíael patrón del mal Pablo Escobar Gaviria. Y en Colombia muchos están convencidos de que de haber estado vivo el otro Escobar, Andrés aún estaría vivo. La muerte de Andrés Escobar fue una tragedia nacional. Marcó el fin de la mejor época del fútbol colombiano. Que hoy, veinte años después y reverdece en Brasil 2014 al haber logrado meterse en cuartos de final, la mejor clasificación de la historia de Colombia en la Copa del Mundo.

Los Bienes ''Icono'' del narcotráfico: entre el abandono y el uso estatal.

De la Redacción Nacional Con el proceso de extinción de dominio que el gobierno adelanta en los bienes de los narcotraficantes, muchas de esas propiedades fueron destinadas para uso de entidades del gobierno y otras se encuentran en el abandono, según se desprende de una investigación adelantada por Caracol Radio.
Con el proceso de extinción de dominio que el gobierno adelanta en los bienes de los narcotraficantes, muchas de esas propiedades fueron destinadas para uso de entidades del gobierno y otras se encuentran en el abandono, según se desprende de una investigación adelantada por Caracol Radio.
Las propiedades mas significativas, y que aún recuerdan los colombianos, como la hacienda Nápoles, el edificio Mónaco o los suntuosos inmuebles del Cartel de Cali, pasaron a manos de la Dirección de Estupefacientes, que a su vez los utilizó para albergar oficinas públicas o para funciones sociales.
En el caso de Pablo Escobar Gaviria, los edificios Mónaco y Dallas, la hacienda Nápoles, en Puerto Triunfo, y la finca La Palma, en el sur del Aburra, se convirtieron en las primeras propiedades a las que se les aplicó esta figura jurídica de extinción de dominio.
La Hacienda Nápoles.
Después de su familia, su esposa y sus hijos, la hacienda Nápoles, en comprensión municipal de Puerto Triunfo, era la niña mimada de Pablo Escobar..
Allí celebraba sus fiestas, tenía un famoso zoológico, llevaba a sus invitados más encopetados, hacía deportes, y tenía hasta la avioneta en la que, según la leyenda, coronó el primer embarque de cocaína hacia los Estados Unidos.
Nápoles fue el símbolo del poder económico del temido narcotraficante. Por allí desfilaron políticos, periodistas, dirigentes populares y artistas.
Pero el robo, los saqueos, las invasiones y la desaparición de los elementos que la identificaron han cambiado la historia y la cara de estas 800 hectáreas de tierra en el Magdalena Medio.
Algunos animales pasaron a protección de las autoridades ambientales de la región, mientras que otros murieron, fueron pasto de otros animales, y algunos, como los grandes hipopótamos, deambulan por la zona con peligro para la comunidad y con la dificultad para ser trasladados a un hábitat propicio.
La Hacienda Nápoles, en el corregimiento Doradal, pasó a ser administrada por la Oficina de Estupefacientes y ahora, una porción de cien hectáreas, será destinada para la construcción de una cárcel mientras que el resto es propiedad del municipio de Puerto Triunfo.
Los lujos del edificio Mónaco y Dallas.
En el sector de El Poblado, una zona que en la década de los ochenta se abría como barrio con mansiones, edificios de apartamentos lujosos, en el estrato seis de la ciudad, se observaba la riqueza de los narcotraficantes, toda su extravagancia y poderío económico y de intimidación.-
Una de esas propiedades fue el edificio Mónaco, levantado en el barrio Santa María de los Ángeles, en cuyas instalaciones Pablo Escobar se alojaba frecuentemente con su familia durante largas temporadas, y donde sufrió un potente atentado, con el primer carro-bomba que estalló en Medellín, en esa época de terror que vivió la capital antioqueña.-
El edificio Mónaco salió del anonimato en la madrugada del 13 de enero de 1988, cuando la explosión despertó la ciudad y causó cuantiosos destrozos en las residencias vecinas; y pocos en la propia edificación objeto del ataque terrorista, en el que murieron dos vigilantes.
Hoy, luego de los procesos de extinción de dominio carece de lujos la ostentación que podría darle su primer propietario, y cada día, convertido en oficinas, lo habitan los empleados de la Dirección Administrativa y Financiera de la Fiscalía Seccional Antioquia.
Con la construcción de una enorme edificación búnker, para integrar todas las dependencias de la Fiscalía en Antioquia, el edificio Mónaco pasará a manos del Ejército para destinarlo a vivienda de oficiales de la Cuarta Brigada.
También el Edificio Dallas se conoció siempre como una de las propiedades amadas del narcotraficante.
Ubicada en la Avenida El Poblado, en la conocida Milla de Oro, donde están las más lujosas propiedades residenciales y de oficinas, centros comerciales del sur de la ciudad, el edificio Dallas también sufrió un atentado terrorista y hoy está deteriorado, sin servicios públicos y, desde 1994, ocupado por una familia de desplazados.
Fue dinamitado el 19 de abril de 1993 por el recordado grupo “Los Pepes”, (Perseguidos Por Pablo Escobar) agrupación creada por Carlos Castaño para combatir al capo de Envigado y al Cartel de Medellín.
Un año después lo ocuparon y aún viven entre sus muros malolientes y sin servicios algunos cuidadores.
Los bienes del Cartel de Cali
Los decenios de los ochentas y noventas eran las épocas donde lo suntuoso y extravagante identificaba al Cartel de Cali.
Hoy en día son historia, anécdotas y parte de innumerables bienes que están en manos del Estado o en proceso de extinción de dominio, pero sin los cuidados que los narcos les daban debido a la cantidad de dinero que ostentaban.
José “Chepe” Santacruz Londoño, construyó la réplica del Club Colombia. Todo, dice el mito, porque no fue admitido como socio del exclusivo club de la sociedad caleña. Hoy el edificio está abandonado en poder del Estado.
La finca “Caballo Loco” de Gilberto Rodríguez, tenía como atractivo una piscina giratoria.
El edificio Conquistadores de propiedad de “Chepe” Santacruz, donde funcionó el primer almacén especializado para niños, se quemó el 24 de diciembre de 1984.
También están como referentes de lo que fue el poder de algunos narcos, el Palacio de Cristal de Juan Carlos Abadía, alias “Chupeta”.
En general todos estos bienes están abandonados o alquilados, sin el brillo que le daban sus dueños que hicieron realidad sus excentricidades gracias al poder del dinero del narcotráfico.
El hotel El Prado.
Con una inversión que supera los 3 mil millones de pesos, se inició el proceso de recuperación de el hotel El Prado de Barranquilla, joya arquitectónica de la Costa Caribe, en proceso de extinción de dominio desde 1997.
El Hotel de propiedad de la familia Nasser Arana, fue asumido inicialmente por la Fundación Matamoros, pero debido a su deterioro administrativo y estructural, el gobierno nacional, a través de la oficina de estupefacientes, decidió entregarlo a la cadena de hoteles Dann.
El proceso de extinción de dominio de este inmueble, se inició por la investigación que adelanta la Fiscalía por los delitos de lavado de activos y narcotráfico.
Este patrimonio histórico de la ciudad tiene un valor comercial de 40 mil millones de pesos, genera 120 empleos fijos, 60 temporales y mil 160 indirectos.


''Pablo Escobar era un pésimo amante. Sengun la mitica presentadora, Virginia Vallejo.

Lo afirmó la periodista colombiana Virginia Vallejo, quien vivió un romance de 5 años con el capo narco. Y criticó la serie “El patrón del mal”: “Me presentaron como una prostituta barata para tapar los crímenes de los ‘narcopresidentes’”

“Nadie quiere ser amigo mío”,
 cuenta la periodista Virginia Vallejo desde el austero departamento de dos ambientes en el que vive en Miami, a donde llegó hace 7 años. En los 80 fue la Susana Giménez colombiana, la presentadora de televisión más popular de su país. Pero su amorío con el capo narco Pablo Escobar cambió su historia y el affaire, que duró 5 años, terminó en odio. Finalmente tuvo que dejar su país en un espectacular operativo de la DEA, que la sacó de Bogotá y la llevó a los Estados Unidos.



¿Por qué se exilio? “Para salvarme la vida. Porque denuncié la complicidad con el narcotráfico de políticos muy importantes de mi país, entre los que había varios ex presidentes, pero sobre todo a Álvaro Uribe, que entonces estaba iniciando su segundo mandato”, contó en una entrevista con la revista Noticias. “Por Pablo pude saber que Uribe le concedió docenas de licencias para disponer de pistas de aterrizaje. Me decía que sin la ayuda de ‘ese muchachito bendito’ estaría trayendo la pasta de coca a pie desde Bolivia”, agregó.
No obstante, aclaró: “Uribe no es el único presidente comprometido. A Alfonso López Michelsen le hizo muy buenos aportes para su campaña presidencial de 1982. Igual que después a Ernesto Samper, al que hasta le retiraron la visa para entrar a los Estados Unidos”.
Las “bombas” que arroja Vallejo cuando habla tienen un fin. Ese es su negocio. La periodista está relanzando el libro Amando a Pablo, odiando a Escobar –que acaba de ser reeditado en Argentina, en pleno boom de la serie El patrón del mal–, en el que repasa lo que vivió junto a Escobar durante el lustro que duró su amorío, entre 1982 y 1987. El relato de esa historia es lo que le permitió sobrevivir.
En este sentido, desde que el capo del cártel de Medellín murió en 1993, Vallejo no pudo conseguir. “Yo vivía callada y avergonzada de mi relación con Pablo, que sólo había conocido el círculo político”, recordó.
Recién en 2006 El
 nuevo Herald se interesó en sus denuncias, entre ellas, que el asesinato del candidato presidencial Luis Carlos Galán, en 1989 y por orden de Escobar, fue promovido por el ex ministro y líder del partido Nuevo Liberalismo, Alberto Santofirnio Botero. La causa que investigaba ese crimen tenía 23 testigos asesinados. Y Vallejo no tuvo más remedio que el exilio.
“Los agentes de la DEA estaban interesados en que testificara contra los Rodríguez Orejuela, los capos del cártel de Cali y archienemigos de Escobar. Pero quería que declarara haberlos visto cargando 500 kilos de droga en un avión y eso no era cierto”, comentó. Y rechazó la ayuda del gobierno estadounidense.
En cambio, vendió por 30 mil dólares un video con sus denuncias. Pero no pudo cobrar el cheque, porque los bancos la consideraban una mafiosa. “Hasta que me llamó Alina Fernández, la hija no reconocida de Fidel Castro, que tenía un programa de radio acá y me sugirió que fuera al Washington Mutual, el banco de los pobres. Y así lo hice”, indicó.
Luego firmó un contrato con la editorial Random House Mondadori para escribir el libro, que se publicó en 2007 y que será llevado a la pantalla grande y protagonizarán Javier Bardem y Penélope Cruz.
¿No volvió a Colombia? “No, y no volveré a ese país de mierda nunca en la puta vida”, sentenció.
Su relación con Pablo
A Escobar lo conoció cuando junto a su novio y sobrino del presidente Belisario Betancour, Aníbal Turbay, fue a pasar unos días en la hacienda Nápoles, del capo narco. “Al principio me pareció muy joven y generoso, pero no me atrajo. Más tarde, yo estaba nadando en el río, quedé atrapada en un remolino y él fue el único que se dio cuente y se tiró al agua para salvarme, ahí empecé a mirarlo de otra manera”, repasó.


Esa misma noche se enteró de que era “El rey de la coca”. Pero no le importó. Dice que no pensó que su negocio fuera tan grande. Y tiempo después le pidió un favor económico, que terminó con una entrevista a Escobar en el programa de la periodista. La hicieron en un basurero municipal de Bogotá, a donde el capo narco, que era diputado suplente, estaban edificando 5 mil viviendas sociales. Al poco tiempo el país comenzó a indagar sobre ese personaje, que era millonario y estaba vinculado a la política. Y se enteraron quién era. A Vallejo no le importó. “Al principio me trataba como a un reina”, afirmó.
En la entrevista recordó que Griselda Blanco, la reina de la coca, “fue la maestra y quien inició” a Pablo en el negocio. “Su gran motivación era la riqueza. Y la mía también. Pablo me daba 30 o 40 mil dólares para ir a Nueva York o Europa y me decía que no fuera a traer más de 100 dólares de regreso”, narró.
Los regalos seguían. “Una vez me dio un reloj Cartier con diamantes, que jamás me quité más que para bañarme, hasta que me lo arrebataron en la calle andando por Buenos Aires”, confesó.
También contó que Escobar no consumía cocaína. “Apenas la probaba para constatar la calidad. Y me decía que le producía diarrea. Le daba asco. Al final se había vuelto muy adicto a la marihuana”, detalló.
Cuando le preguntaron cómo es vivir con un asesino, se atajó. “Estuve con Pablo cuando aún no era un terrorista”, justificó. No obstante, reconoció: “Había una cantidad enorme de emociones cruzadas. Pero no era el primer asesino en mi vida. Y encontraba en él protección porque ya tenía muchos enemigos. Y obviamente estaba el dinero”. Aunque eso no era todo. “Le tenía miedo. Temía que si lo dejaba me matara”, dijo.
Sin embargo, lo engañó con su enemigo, Gilberto Rodríguez Orejuela, líder del cártel de Cali. Ella lo minimizó. “Me usó. Me invitó a cenar y luego me tumbó en la cama del
 hotel, me hizo el amor y se fue. Su único propósito era que le fueran a contar a Pablo, que se enfureció porque los hombres temen que una le cuente al otro qué tal es en la cama, y Escobar era un pésimo amante”.
Y finalmente lo dejó por un despecho materialista, cundo se enteró de un regalo a otra amante. “Me produjo un ataque de furia. ¡Un collar de 250 mil dólares para una cualquiera y a mí nada!”, admitió.
En ficción.







El patrón del mal fue un éxito en Colombia, EEUU y varios países europeos. Según Vallejo, la serie no muestra la realidad. “Transformaron situaciones contadas por mí para dañar mi imagen. Me quisieron presentar como a un prostituta barata. Me ponen unos vestidos vulgares y horribles, pero yo era una mujer elegantísima e inocente”, disparó. Y culpó de la movida a la viuda de su antiguo novio, Julio Santo Domingo, cuya familia es dueña del canal que realizó el programa, Caracol.

También criticó la forma en que se interpreta al capo narco. “Pablo no era muy buen mozo, pero ese cerdo asqueroso con panza de gelatina es un despropósito”, lanzó. “El único propósito es tapar el verdadero escándalo que son los crímenes de los narcopresidentes”, concluyó.